“Así que humíllense ante el gran poder de Dios y, a su debido tiempo, él los levantará con honor” 1 Pedro 5:6
En un mundo que exalta la autosuficiencia y exaltación inmediata, Cristo nos llama a una vida consagrada marcada por la humildad. Solo cuando bajamos del trono de nuestro ego, Dios puede ocupar su lugar legítimo en nuestro corazón.
La humillación no es derrota, sino el camino hacia la verdadera grandeza en el Reino de Dios. Cuando nos humillamos, reconocemos nuestra total dependencia de Dios y abrimos el corazón a Su gracia transformadora. A continuación, cuatro verdades esenciales para vivir una vida consagrada en humildad.
Aprende del ejemplo de Cristo: Jesús, siendo Dios, eligió humillarse. Su humildad fue activa, voluntaria y obediente. En Filipenses 2:5,8 dice “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús… se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz”. Jesús no buscó reconocimiento, sino cumplir la voluntad del Padre. La humildad en nuestra vida tiene que ser un reflejo de Jesús.
Reconoce tu necesidad de Dios: Vivir humillado comienza con admitir que todo lo que somos y tenemos proviene de Dios. En Juan 15:5 dice “Separados de mí nada podéis hacer”. La autosuficiencia es el enemigo de la dependencia espiritual y sin dependencia de Dios no puede haber humildad. Sin humildad no puede haber fruto.
Rinde tu voluntad a la de Dios: La humillación más profunda es rendir nuestros planes, sueños y deseos a los propósitos de Dios. En Lucas 22:42 Jesús dijo “No se haga mi voluntad, sino la tuya”. Rendición completa e irrevocable produce el quebrantamiento de nuestra carne que es esencial para cultivar la humildad. La voluntad de Dios es que vivamos rendidos a Él.
Acepta con mansedumbre la corrección: La humildad se demuestra al aceptar corrección sin resistencia. En Proverbios 12:1 dice “El que ama la instrucción ama la sabiduría; más el que aborrece la reprensión es ignorante”. Dios usa personas y circunstancias para moldear nuestro carácter. El proceso de la humillación espiritual incluye ser dócil y flexible para aceptar cambios en nuestra vida.
CONCEPTO IMPORTANTE
La humillación es la escuela donde Dios enseña la verdadera grandeza. Quien se humilla será exaltado, no por mérito propio, sino porque Dios honra a los que reconocen su necesidad de Él. Vivir en humildad no es pensar menos de uno mismo, sino pensar más en Cristo y vivir una vida que refleja su carácter en el nuestro.
El orgullo busca aplausos y la autosuficiencia es una ilusión que solo te encierra en ti mismo. La humildad sin embargo comienza al entender que toda fuerza, sabiduría y éxito provienen de Dios.
Dios usa la reprensión para moldear nuestro carácter y hacernos más semejantes a Cristo. Quisiera animarte a aceptar el proceso de Dios para forjar la humildad en tu vida. Él no te rebaja para destruirte, sino para prepararte para mayores propósitos.
MOTIVO DE ORACIÓN
Señor Jesús hoy vengo delante de ti para rendirme completamente a tus pies. Te pido perdón por mi autosuficiencia y orgullo. Hoy te pido que con tu Espíritu Santo me pueda moldear y hacerme más semejante a ti.