RESPONDER A PELEAS

“Un servidor de Dios no debe andar en peleas. Al contrario, debe ser bueno con todos, saber enseñar, y tener mucha paciencia” 2 Timoteo 2:24

A Dios no le interesa saber cuánta razón tienes. Si tu motivación para discutir proviene de tu deseo de tener la razón o de ganarte la estima de quienes te escuchan, estás actuando de manera egoísta y Dios no te honrará.

Los desacuerdos y agravios son normales en cualquier relación. Sin embargo, con demasiada frecuencia se salen de control y provocan sentimientos heridos, ira y peleas. Tu mejor oportunidad de resolver una pelea es hacer las siguientes cuatro cosas.

Date cuenta de lo destructivo que son las peleas: Muchas personas pelean sencillamente solo para mostrar cuánta razón tienen. En Santiago 4:1 dice “¿Qué es lo que causa las disputas y las peleas entre ustedes? ¿Acaso no surgen de los malos deseos que combaten en su interior?” Las peleas son una señal de inmadurez y destruyen todo a su paso.

Calma tus impulsos: Las peleas se alimentan del mal genio, el dolor y la ira. Dar una respuesta suave disipa los ánimos caldeados. En Proverbios 30:33 dice “Así como al batir la crema se obtiene mantequilla, al provocar el enojo surgen peleas”. Así que calma tus impulsos, desacelera tus ánimos, respira profundo y verás un cambio en tus relaciones.

Olvida las heridas del pasado: Sacar a relucir el pasado puede indicar que todavía estamos amargados y queremos castigar a quienes nos hicieron daño. En Isaias 43:18 dice “No os acordéis de las cosas pasadas, ni traigáis a memoria las cosas antiguas”. Por ello lo que pasó, pasó, no uses esto como pretexto para iniciar una pelea o discusión.

Permite que Jesús ordene tus pensamientos y palabras: Cada vez que se presenta una discusión piensa en cómo reaccionaría Jesús. En Colosenses 3:15 dice “Dejen que la paz que Cristo da controle sus pensamientos”. Cuando le doy control al Espíritu Santo en mi vida entonces hay orden. Si Jesús gobierna en mi vida entonces también hay paz por todas partes.

CONCEPTO IMPORTANTE

Reconoce la fuente detrás de las peleas. Algunas personas son pendencieras. A otros les encanta entrometerse y meter su cuchara en todo. Estas personas se sienten frustradas porque no obtienen lo que quieren.

A Dios no le interesa saber cuánta razón tienes. Le interesa más cuán obediente eres. El mandato de Dios no es que ganes discusiones, sino que seas bondadoso y perdonador. Pídele a Dios que pueda ayudarte a controlar tus impulsos negativos.

Si te encuentras peleando a menudo con otros, necesitas pedirle a Dios que te revele claramente tus motivaciones y que te perdone por tu desobediencia a Su claro mandato de no pelear. Por ello busca la paz y síguela y tendrás tranquilidad por todas partes.

MOTIVO DE ORACIÓN

Señor Jesús hoy vengo delante de ti para pedirte perdón por andar peleando con otros. Te ruego que puedas ayudarme a controlar mis impulsos, ordenar mis pensamientos y hacerme más como tú eres.

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